Shopping rural en Segorbe

Si sólo de pensar en un chándal te produce urticaria; si una de tus mayores pesadillas es imaginarte junto con tu familia paseando un domingo en ropa deportiva por la ciudad; si eres más bien estilo dandy británico o it girl del momento pero, e aquí el gran dilema, tienes una cruzada personal contra los shopping center porque lo tuyo es pasear y recrearte en escaparates, plazas, cafelitos,…el aire puro aunque contaminado de la city… Y además te gusta comer bien, más o menos cantidad en función de lo inspirado que te sientas; vamos que lo mismo te tomas unas bravas en el bar más castizo, que una delicatessen en diferentes texturas con dos reducciones esferificadas en el restaurante de moda del momento. Pues bien, si eres de ése tipo de persona, ¡enhorabuena, no estás sólo en el mundo!

Y ahora que ya nos conocemos, y así en confianza,  tengo un planazo al que no te vas a poder resistir; lo voy a bautizar cómo shopping rural: se trata de ir de compras, salir de la ciudad, ir todo lo glamuroso que quieras, o ir todo lo deportivo que te apetezca, a tu estilo, y sobretodo pasar un día de lo más gratificante y volver a casa con productos del más alto nivel sin haber asesinado a tu tarjeta.

Encendamos motores, que suene «Happy» de Pharrell Williams, Bruno Mars, Kamela o la Jurado, ¡que nos vamos de shopping!

Yo empezaría comprando en La Diabla (Marcelino Blasco,8, Segorbe), una carnicería dónde lo difícil no es comprar, sino decidir que no llevarte. Tienen la mejor carne que te puedas imaginar, un embutido espectacular, unas hamburguesas increíbles, y tradición de carniceros de no sé ya cuántas generaciones.

Segorbe

Después, que mejor que ya que llevamos la carne, parar en Soneja en el Autoservicio Gil (calle Mayor, 27) y hacer acopio de aceite de la sierra Espadán, directo de la cooperativa, y unos quesos artesanos de la zona.

Y para rematar nos falta un pan a la altura del evento gastronómico, y aquí si que no hay competencia con el surtido de panes que tienen en las panaderías Cifre Solaz; pan gallego, de la abuela, o el que quieras porque al igual que con La Diabla en carne, aquí tenemos tradición y sabor que no se pueden igualar. Y ya que estamos en un horno de leña en plena ciudad de Valencia, de paso unos pastelitos para rematar. Cómo son todos caseros, aquí depende de los gustos de cada uno. A mi me parecen increíbles los mantecados.

Espero que lo disfrutéis, pero cuidado, !que es adictivo!

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